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viernes, 8 de abril de 2016

¿Qué falló?

Follar nunca había fallado en nuestra relación. Fue el banderín de enganche en esa guerra amorosa entre dos potencias contrarias que es siempre el amor. No firmamos papeles definidos en la cama, ni teníamos conciencia de los momentos o los límites. Ni fatiga. El apetito sexual nos hizo ligue de una noche, amantes de verano, pareja inglesa estable. Luego vino el amor, distinto en cada uno de nosotros. Y el amor no acabó con las ganas de follar, que ya es raro. Hasta que se interpuso la ley seca ayurvédica.  Mi gatillazo tuvo aquella noche el efecto de una bomba letal y retardada.

El peluquero de verdad, uno de los relatos que aparecen en Con tal de no morir, de Vicente Molina Foix.

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