Durante la Segunda Guerra Mundial miles
de obras de arte se quemaron o fueron robadas. Cuando finalizó la guerra, se
consiguieron recuperar muchas de ellas, pero no siempre se supo sobre su
procedencia o su nombre, de ahí que muchas de estas obras fueran catalogadas de
manera errónea.
Este error en la catalogación fue lo que
sucedió, por ejemplo, con el cuadro “Romanian lady”, de Frederick Arthur
Bridgman.
El cuadro de F.A. Bridgman fue
presentado en la Exposición Internacional de París en 1882 con el título en
francés de “Dame roumaine” y con ese mismo nombre fue registrado. En 1890, Joseph Temple, un rico comerciante,
compró el cuadro, que posteriormente dejó en custodia al Museo de Arte de
Pensilvania. El cuadro tuvo más propietarios a lo largo del siglo XX, y fue
comprado finalmente por el Museo de Bellas Artes de Boston en 1977, ya con el
título de “Armenian lady”.
Fue Grațiela
Buzic quien se encargó, por propia iniciativa, de investigar sobre
los orígenes del cuadro y, tras la aportación de argumentos y pruebas
determinantes, consiguió que la dirección del Museo cambiara el nombre del
cuadro a “Romanian lady” (“Mujer rumana”) en vez de “Armenian lady” (“Mujer
armenia”), que era el nombre con el que aparecía en los registros oficiales. La
confusión se debió posiblemente a la similitud en la pronunciación entre ambas
palabras en rumano: “Românca”, (“Romanian lady”) y “Armeanca” (“Armenian
lady”).
En cuanto al traje de
la mujer, no puede ser una mujer armenia puesto que los trajes regionales de
Armenia son diferentes. Estos han recibido influencias de Asia Central, del
Imperio Persa y de China. Las mujeres armenias se vestían con muchas capas
mientras que las mujeres rumanas, con una blusa blanca con bordados y un
delantal y cinturón por encima. De todos modos, el traje de esta mujer
está decorado con motivos de varias regiones de Rumania, posiblemente para
embellecer el cuadro. Y también se cree que pertenece a una dama de la alta
sociedad.
En definitiva, un cuadro digno de admiración de una mujer originaria de un país maravilloso: Rumanía.
En definitiva, un cuadro digno de admiración de una mujer originaria de un país maravilloso: Rumanía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario