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sábado, 18 de junio de 2016

Romanian lady (Mujer rumana) (F.A.Bridgman, 1882)

Durante la Segunda Guerra Mundial miles de obras de arte se quemaron o fueron robadas. Cuando finalizó la guerra, se consiguieron recuperar muchas de ellas, pero no siempre se supo sobre su procedencia o su nombre, de ahí que muchas de estas obras fueran catalogadas de manera errónea.

Este error en la catalogación fue lo que sucedió, por ejemplo, con el cuadro “Romanian lady”, de Frederick Arthur Bridgman. 

El cuadro de F.A. Bridgman fue presentado en la Exposición Internacional de París en 1882 con el título en francés de “Dame roumaine” y con ese mismo nombre fue registrado. En 1890, Joseph Temple, un rico comerciante, compró el cuadro, que posteriormente dejó en custodia al Museo de Arte de Pensilvania. El cuadro tuvo más propietarios a lo largo del siglo XX, y fue comprado finalmente por el Museo de Bellas Artes de Boston en 1977, ya con el título de “Armenian lady”.

Fue Grațiela Buzic quien se encargó, por propia iniciativa, de investigar sobre los orígenes del cuadro y, tras la aportación de argumentos y pruebas determinantes, consiguió que la dirección del Museo cambiara el nombre del cuadro a “Romanian lady” (“Mujer rumana”) en vez de “Armenian lady” (“Mujer armenia”), que era el nombre con el que aparecía en los registros oficiales. La confusión se debió posiblemente a la similitud en la pronunciación entre ambas palabras en rumano: “Românca”, (“Romanian lady”) y  “Armeanca” (“Armenian lady”).

En cuanto al traje de la mujer, no puede ser una mujer armenia puesto que los trajes regionales de Armenia son diferentes. Estos han recibido influencias de Asia Central, del Imperio Persa y de China. Las mujeres armenias se vestían con muchas capas mientras que las mujeres rumanas, con una blusa blanca con bordados y un delantal y cinturón por encima.  De todos modos, el traje de esta mujer está decorado con motivos de varias regiones de Rumania, posiblemente para embellecer el cuadro. Y también se cree que pertenece a una dama de la alta sociedad.

En definitiva, un cuadro digno de admiración de una mujer originaria de un país maravilloso: Rumanía. 

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