Tenía
pendiente leer algo de Juan José Millás y encontré el libro de relatos, Los objetos nos llaman, al azar en la
biblioteca del barrio. En realidad buscaba La
mujer loca, que me habían recomendado, pero no la encontré. Así que cogí
este libro, sin saber al principio que se trataba de historias cortas, de una o
dos páginas de extensión.
No soy
muy aficionada a los relatos; prefiero las novelas, que consiguen que me
involucre más con la trama y los personajes. Pero ya que lo tenía entre mis
manos, pues había que leerlo, ¿no?
Son unos
cuantas historias, todas con un estilo fluido y con un lenguaje muy sencillo,
que hablan sobre escenas de la vida diaria, sobre la muerte, la familia...algunas realistas
y otras surrealistas. Supongo que no es fácil encontrar siempre un final
acertado o comprensible, y ésta es la sensación que he tenido en algunas de
ellas. En cualquier caso, esto ya me ha pasado con algún que otro libro de
relatos que he leído, así que entiendo que la comprensión (o ausencia de ella)
es algo que me compete únicamente a mí como lectora. O no.
Uno de
los relatos que no he entendido ha sido “Un alto en la terapia”, donde el
protagonista soñaba que se comía unas bragas con cuchillo y tenedor. “Venían precocinadas, dentro de un estuche de
aluminio, y no había más que meterlas dos minutos en el microondas.” El final me ha dejado con una cara de "pues vaya".
Por contraposición,
uno de los textos que más me ha gustado ha sido “El brazo de derecho de mi
padre”, que empieza así: “Mi padre no se
dio cuenta de que apenas me había abrazado hasta que perdió el brazo derecho en
un accidente laboral por el que estuvo cuarenta días hospitalizado.”
Sin embargo,
éste ha sido un libro que he tenido que leer dejándolo reposar durante unos
días tras la lectura de varias páginas. Se puede leer perfectamente de una
sentada (tiene 241 páginas). Bueno, igual es mucho; mejor de dos sentadas, pero
en mi caso he tardado bastante más. Me ha costado acabar el libro y, si lo he
hecho, ha sido porque me parecía lo más coherente si quería escribir esta
reseña. Las historias en su conjunto se me han hecho pesadas, repetitivas en muchas ocasiones
y puedo decir, con total sinceridad, que me he empachado. Y esto no es bueno.
¿Por qué yo aquí? Porque eres una de las seis personas de todo blogger que dice que Un héroe de nuestro tiempo es uno de sus libros favoritos (yo soy otra de esas seis personas, fíjate lo que son las cosas). Y bueno, me han gustado tus historias de gimnasio. Últimamente pienso mucho en los gimnasios, aunque hace más de veinte años que no entro en uno. En fin, nada... Hablar por hablar. Un saludo
ResponderEliminarMe ha parecido muy curioso lo que dices del libro de Lérmontov. Es una verdadera joya, ¿a que sí? Lástima que no tuviera tiempo de escribir más. Ay, estos duelos...
EliminarYa no podré escribir más historias de gimnasio porque ya no voy. Veinte años...se dice pronto.
Un saludo y gracias por haberte pasado y haberte tomado tu tiempo para leer unas líneas.